jueves, 28 de enero de 2016

LA VIDA DE ROQUE

-¡Que lento pasa el tiempo! ¿No Fidel?- exclamó Roque.
El viejo perro solo atinó a abrir un ojo.
Luego, al sentir la mano rugosa de su amo en la cabeza, movió el rabo unos segundos hasta que se durmió otra vez.
El anciano, sonriendo se levantó de la silla y con paso cansino fue a buscar el toscano que estaba sobre la mesa al lado de una hoja de papel que contenía el nombre de una mujer.
La primera bocanada de humo la saboreó como si fuera la última.
Luego tomó la botella de licor y se apoyó en el marco de la ventana de la vieja casilla para contemplar aquel infinito cielo superpoblado de estrellas y de seres fantásticos.  
-¡Cuarenta años en esta montaña! ¡Una eternidad!- dijo en voz alta
Terminó de fumar y luego de beber un trago de alcohol, dijo.
-Hoy dormiré con ella en mi pecho.- 
Y trajo aquella hoja de papel para posarla sobre su pecho.
Cerró los ojos.
Los recuerdos acudieron a su mente como un torbellino.








Recuerdo de la infancia.

Las risas de los niños lo despertaron.
Al ver que se había quedado dormido en el aula, se sintió muy avergonzado.
Su maestra de cuarto grado lo miraba con gesto agrio.
-¿Roque? Basta, estoy cansada de que duermas en clase.- dijo severa.
-Ve  a la oficina de la Directora y dale esta nota. Ella te castigará como te lo mereces.- dijo fastidiada.
El niño de ocho años se puso a llorar. Sabía que le aguardaba una furiosa paliza cuando se enterara.
-Por favor Señorita, no lo haré mas, se lo prometo.- rogó con lágrimas en los ojos.
Más a ella no le importó por lo que le entregó el papel, lo tomó del guardapolvo, lo zamarreó y a los gritos le dijo:
-Vete ya, no te quiero más en mi clase.-
… Solo recuerda estar acurrucado en un rincón del cuarto mirando como su padre se acercaba blandiendo su ancho cinturón de cuero.









Recuerdo de un gran amor.

-¿Te quieres casar conmigo?- le preguntó una Lourdes emocionada.
- Por favor Roque, casémonos así nos largamos de este viejo pueblo y comenzar una nueva vida juntos.- suplicó.
Tenían veinte años.
El muchacho permaneció inmóvil sin saber responder.
Hasta que se decidió y emprendió veloz carrera hacia el campo.
Solo una vez miró hacia atrás y al ver como aquella mujer agonizaba por amor…regresó.
                                                            









Recuerdo de una triste partida

Jamás se sintió tan solo en el mundo a pesar que conocía el abandono desde la niñez.
Lourdes, al cerrar la puerta de la casa se llevó consigo el amor, los sueños, las ilusiones, sus esperanzas. Solo la Nada lo rodeaba, se sintió vacío, tanto que no podía llorar.
Durante horas se mantuvo en la misma posición, sentado en el piso, mirando sin ver.
Los últimos dos años de su vida transcurrieron en su mente como un viejo film en blanco y negro. Se detuvo cuando huyó y regresó con su amada para casarse.
Esa noche la soledad se ensañó con él destrozando los pequeños fragmentos que quedaban de su alma...






A una semana de aquella noche.

Aquella mañana, el tren avanzaba a una velocidad inusitada, los problemas mecánicos se sucedían uno tras otro.
-No sobreviviremos a la curva del Montés.- gritó el fogonero mientras el conductor intentaba frenar aquel bólido.
Más al ver las enormes rocas sobre los rieles, su gritó provocó un eco feroz. 
-Se habrán desprendido durante la noche. Espero que Roque esté sobrio y nos habilite el cambio de vías, sino moriremos aquí.- vociferó.
Conductor y fogonero miraban hacia adelante esperando ver al Guarda noches.
De pronto vieron salir de la casilla al viejo, presuroso a accionar las palancas. Segundos antes del impacto lo logró y el tren tomó la vía libre de obstáculos.
Los gritos de júbilo no se hicieron esperar. Tampoco los saludos y agradecimientos hacia el hombre que les había salvado la vida.
-Gracias Roque.- gritó el conductor al pasar. Su compañero lo aplaudió. El viejo levantó el brazo en señal de agradecimiento.
El tren siguió su camino y llegó al próximo pueblo.
Allí se bajaron los pasajeros pues la locomotora debía entrar a los talleres para reparación.
Ya dentro de uno de los galpones, Galarza se reunió con el Jefe del taller para explicarle el problema.
Le contó con lujo de detalles lo ocurrido en el Montés.
Al escucharlo el mecánico se sentó en uno de los bancos de madera, estaba visiblemente conmovido por el relato.
-¿Pe..pero que te ocurre Ismael? Por tu cara pareciera que has visto un fantasma.- dijo con ironía.
-Galarza…amigo…tú has visto un fantasma…
A Roque lo encontraron muerto en la casilla hace una semana, estaba mirando al cielo y tenía entre sus manos una hoja de papel con tan solo un nombre escrito: Lourdes. 










Final y reposo.
Mientras tanto, allí en el Montés, Roque, satisfecho por haber salvado la vida de tantas personas, entre las cuales estaba Lourdes con dos de sus hijas y cinco nietas, dio por finalizada su estadía en este mundo y comenzó a remontar vuelo con el fin de regresar a su morada y planear su nueva vida.







                                                      F        I      N



    






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